El incremento de la circulación sanguínea que se produce durante el embarazo puede también ocasionar congestión nasal y cierta inflamación de las membranas mucosas de la nariz. Esto, a su vez, puede provocar un goteo retro nasal y, eventualmente, una tos crónica. Una solución salina para la nariz quizá te porte cierto alivio y su uso no comporta ningún riesgo.
También es aconsejable que mantengas húmedo el aire de la casa y el del lugar de trabajo. Los espray nasales también funcionan, pero debes evitar utilizarlos más de un par de días seguidos. Es posible que descubras o que tu pareja descubra, que has comenzado a roncar. Este síntoma común también está relacionado con la congestión nasal.
Hemorragias nasales y en las encías
Como el volumen de sangre que circula por tu cuerpo aumenta, es posible que se presenten ligeras hemorragias en los pequeños vasos sanguíneos de la nariz y las encías. Suelen detenerse solas, pero puedes aliviarlas aplicando un poco de presión en el punto donde sangra. Si las hemorragias se vuelven especialmente abundantes o frecuentes, llama el médico.
Fuente: Stone, Eddleman & Duenwal