Durante el tercer trimestre, si observas tu panza cuando el feto se mueve, tendrás la impresión de que hay un extraterrestre haciendo gimnasia dentro de ti. Aunque los movimientos no disminuyen, la frecuencia y las sensaciones sí que cambian. Hacia el final del embarazo serán menos parecidos a pinchazos y más semejantes a volteretas, y notarás periodos de tranquilidad más largos entre cada movimiento. El feto está adaptándose a la conducta que tendrá como recién nacido, con siestas más largas y periodos más prolongados de actividad.
Si no notas un nivel normal de actividad, háblalo con tu médico. Una buena regla es dice que deberías sentir cerca de seis movimientos durante la hora siguiente a la cena, mientras reposas. Cualquier movimiento cuenta, por ligero que sea. Algunas mujeres pasan por periodos en que sienten menos movimientos fetales, pero luego vuelven a aparecer. Esta situación es muy común y no tiene por qué preocuparte. No obstante, si notas una frecuencia de movimientos fetales, pero luego vuelven a aparecer. Esta situación es muy común y no tiene por qué preocuparte. No obstante, si notas una frecuencia de movimientos fetales decreciente o si no sientes absolutamente ninguno durante varias horas (a pesar de haber comido o descansado), llama a tu medico de inmediato.
Si presentas ciertos factores de riesgo o si necesitas más orientación para controlar los movimientos fetales, el medico quizá te proponga que los anotes a partir de la semana 28. Hay varias formas de llevar a cabo este seguimiento. Una de ellas consiste en recostarse sobre el lado izquierdo después de cenar para contarlos, anotando el tiempo que tardan en producirse diez movimientos. Otra es contar los movimientos del bebe mientras estas acostada, durante una hora cada día, no tiene que ser siempre a la misma y anotar la información en un cuadro que te proporcionara el médico. Este método permite observar el patrón de movimientos del bebé.
Fuente: Stone, Eddleman & Duenwald